La imaginación mexicana es un territorio inagotable: de ella se desprenden símbolos, sonidos, texturas, colores y poéticas propias de un escenario surrealista capaz de alterar nuestras formas de percepción. Esto es Cosmovisión, el cuarto bloque que forma parte del ciclo de video-arte independiente Tenochtitlan 501, donde, en esta ocasión, cuatro cineastas mexicanas tomaron este menú de representaciones para sus cortometrajes que se presentaron en el Centro de Ciencias de la Complejidad el pasado 6 de octubre.
El ciclo, coordinado por el director del festival Fisura, Festival Internacional de Cine y Video Experimental, México, Carlos Cruz Martínez y el artista visual egresado de la Escuela Nacional de Artes Plásticas de la UNAM, Manolo Cocho, busca analizar la cultura mexicana desde sus comienzos como pueblos originarios, hasta su diversidad actual. Y en esta ocasión el ciclo incluyó los trabajos de las cineastas: Elena Pardo, Andrea Gudiño, Adriana López Garibay y Mariana Dianela Torres.
En el auditorio del C3, estuvieron estas dos últimas para hablar sobre sus respectivos trabajos. Ambas coincidieron en la importancia del cine experimental como una forma de aportar miradas distintas al cine comercial.
“Creo que el cine experimental me ha dado libertad, es donde puedo ser, explorar y experimentar desde todas las partes, desde lo visual hasta lo narrativo, caso contrario al cine tradicional, donde tienes que cumplir con ciertas reglas y ciertos estándares. Siento que el cine experimental es una forma de conocerse a sí mismo y conectarnos para ser un grupo de contrapunto al cine tradicional”, dijo Adriana López Garibay.
Ella presentó su cortometraje Detalles en un atardecer, el cual surgió gracias a una serie de ocho imágenes tomadas desde su celular durante un atardecer en la Ciudad de México, lo que dio a paso a la creación del video, pues se percató de que en las imágenes había “otro mundo”, por lo que comenzó a explorar posibilidades hasta conseguir lo más cercano a lo que pasaba por su imaginario, desde lo visual hasta lo auditivo. “Es un trabajo que se fue construyendo por sí solo, no estaba planeado, nació como una necesidad de crear y explorar mis aptitudes digitales, narrativas y sonoras”, añadió López Garibay.
Por su parte, Mariana Dianela Torres presentó Sombras de nuestros montajes olvidados, una pieza de apropiación que explora, en términos audiovisuales, el montaje y su relación musical en la película Shadows of Our Forgotten Ancestors(1965), de Sergei Parajanov. Para este cineasta la percepción cinematográfica de la muerte y el duelo se relacionan directamente con el montaje en un sentido orgánico, por lo que el montaje de Dianela Torres es un proceso que va de la vida a la muerte y al revés: es un pensamiento dialéctico de las imágenes y los sonidos. Cada plano, cada secuencia y cada uso del montaje se expresan como si fueran ancestros.
“Es fácil pensar que el cine experimental es algo complejo o muy elaborado, pero muchas veces es al revés, es más como un juego. El cine no tiene que ser algo soso; muchas veces se tiene esta visión arcaica de ver al cine como una guerra o como una estrategia militar, pero eso es absurdo, es un modo de pensamiento impuesto que no debe de ser así necesariamente”, dijo Torres.
Además de estos dos cortometrajes, se presentó Inventario Churubusco, de Elena Pardo, un intento para preservar la memoria de las personas, los saberes y los objetos que coexisten en el laboratorio de los históricos Estudios Churubusco. Estos estudios se empezaron a construir en 1944 y se inauguraron tan solo un año después en la colonia Churubusco, en la Ciudad de México; ahí se produjeron las películas de la Época de Oro del cine mexicano en los años 50. Actualmente, los estudios albergan ocho foros, laboratorio de películas, de edición, de mezcla, de sonido THX, sala para doblaje, bodegas y oficinas en renta para los productores, lo que los posiciona como el complejo de producción y postproducción más grande de Latinoamérica.
También se presentó Dejarse crecer el cuerpo, realizado por Andrea Gudiño, una serie de testimonios recopilados en una docuanimación hecha artesanalmente. La docuanimación es el reemplazo de las imágenes tradicionales utilizadas en un documental por el uso de animaciones que ayudan a dar un aspecto visual diferente, dependiendo de lo que busque el autor o autora. El trabajo de Gudiño busca responder a la pregunta: ¿Qué es el género?, desde la experiencia más personal y sincera. Las respuestas atraviesan los prejuicios sociales y nos introducen dentro de las percepciones sobre el género, el cuerpo, las identidades y las expresiones de género que representan nuestra diversidad como sociedad.
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